Horizontes no tan lejanos: la Silver Economy

El 20% de la población europea tiene hoy más de 65 años. Esta proporción supone ya una evolución significativa con respecto a la estructura demográfica de las últimas décadas. Sin embargo, el cambio no acaba aquí. Las estimaciones de Eurostat prevén un crecimiento importante de la preponderancia de los senior con respecto a la población total: la cohorte de 80 años en adelante, que hoy representa un 5% de la población, se espera que se triplique hasta el 15% y la ratio entre mayores de 65 y menores de 65 se espera que aumente en un 80% para 2050.

Por lo tanto, está claro que nos enfrentamos a una mega tendencia demográfica consistente en una inversión de la pirámide poblacional, es decir, en un aumento de la proporción de la población de edad avanzada. Las principales razones que subyacen al envejecimiento de la población se basan en una disminución de las tasas de fecundidad (menos de 2 hijos por mujer / mundo) y un aumento de la esperanza de vida (72 años a nivel mundial, y cerca de 77 en 2050 según estimaciones de Naciones Unidas). Aunque esta tendencia se ha iniciado en los países desarrollados, teniendo a Japón como principal exponente y seguido muy de cerca por algunos países mediterráneos como España o Italia (donde se prevé que la población +65 alcance el 46% de la población total para 2050), ya se puede observar cómo que se empieza extender también en los países en desarrollo.

En este contexto de envejecimiento de la población surge lo que se ha venido a denominar la economía de las canas, economía plateada o economía silver en inglés, que pretende estudiar las implicaciones y oportunidades surgidas a nivel socioeconómico por el incremento de la población senior. Pero, ¿de qué edades estamos hablando cuando usamos el término senior? Existen diferentes umbrales, ya que el conjunto de personas senior no es un bloque monolítico, sino muy diverso. Y las necesidades y preferencias de una persona de 55 años no son las mismas que los de una persona de 75 años. Incluso dentro de la misma cohorte puede haber diferencias significativas por lo que ya hay quien habla de hacer agrupaciones y análisis por edad biológica y no por edad cronológica.

La primera reacción a la economía plateada es la de un desafío: es costoso mantener una población cada vez más longeva para el sector público (gastos de pensiones y salud) y también para las familias debido a la creciente tasa de dependencia. Sin embargo, la economía plateada conlleva también oportunidades, creando valor económico y social a través de actividades productivas comerciales y no comerciales, impulsando nuevas profesiones, capital social intergeneracional y transferencia de conocimientos y dinámica económica gracias al ahorro acumulado.

Adaptarse al nuevo escenario o paradigma silver requiere un esfuerzo por parte de todos los actores involucrados: gobiernos, instituciones, empresas e individuos. Los gobiernos deben anticipar el cambio adaptando las instituciones a esta nueva realidad. Por ejemplo, reformas en el mercado de trabajo que faciliten plantillas de edades más avanzadas con la necesaria flexibilidad, de forma que se produzcan situaciones en las que todos ganen: las empresas por la riqueza que aportan las plantillas intergeneracionales, y las personas por los beneficios tan importantes para la salud física y emocional que supone permanecer en activo, según recomendaciones de la Organización Mundial de la Salud (OMS).

Además, las administraciones públicas deben incluir en la planificación de infraestructuras las inversiones necesarias para favorecer la autonomía de los senior y su inclusión social, tanto desde el punto de vista de transporte y movilidad, como de soluciones habitacionales. Por ejemplo, en el contexto de las Smart Cities, una mirada hacia las necesidades de la población silver es fundamental para capitalizar los beneficios asociados a la longevidad.

En cuanto a las empresas, además de facilitar las plantillas intergeneracionales, se hace necesario una lucha activa contra el edadismo o exclusión por razón de edad, avanzando hacia el concepto de age-friendly company o empresas comprometidas con la diversidad generacional. Respecto a la oferta de bienes y servicios, quizás este sea el segmento que más rápidamente se está adaptando a las necesidades de los senior, dando lugar a una silverización de la oferta de productos. Es el llamado silver market, en crecimiento continuo en los últimos años debido a la capacidad adquisitiva creciente, el tiempo disponible y las buenas condiciones físicas de este segmento. Incluso en la publicidad empezamos a ver personas con canas, hecho impensable hace unos años.

En el plano individual también debemos hacer cambios en nuestros hábitos para adaptarnos a “la vida de los 100 años”. Es fundamental actuar para que el crecimiento en esperanza de vida se convierta en una mayor calidad de vida. Así, la OMS está promoviendo el “envejecimiento activo”, inaugurando el pasado año la década 2020- 2030 del envejecimiento activo. También debemos adaptar nuestras finanzas a la longevidad, incluyendo horizontes temporales más largos y una diferente gestión del riesgo. Otro cambio de paradigma importante a nivel individual es la planificación que hacemos de las etapas de nuestra vida: antes estaba bien marcada la distinción entre estudiar-trabajar-jubilarse, sin embargo, ahora debemos orientarnos hacia una mentalidad de formación continua o “life-long-learning” que nos permita adaptar nuestras capacidades a los cambios continuos que se suceden a lo largo de nuestra, previsiblemente, larga vida.

La tecnología tiene un papel crucial en la transición hacia la silver economy: avances relacionados con la Inteligencia Artificial, el Internet de las Cosas y la robótica pueden promover innovaciones tecnológicas y sociales en múltiples ámbitos. Por ejemplo, el desarrollo de hogares inteligentes con conexión a servicios de salud, avances en el campo de la gerontecnología como exoesqueletos, aplicaciones móviles que permiten entrenar nuestras capacidades cognitivas y mejorar la inclusión social, o tecnologías aplicadas a los tejidos (wearable technologies) que ayudan a la prevención de enfermedades o a personalizar la nutrición.

Dado que las previsiones demográficas apuntan hacia una mayor longevidad de la población mundial, actuar, analizar y medir el progreso hacia la economía plateada es crucial para adaptarnos a esta mega tendencia puesto que “la demografía es el destino”.