Indicadores adelantados y economía post-pandemia
Data is the new oil. Esta afirmación, aunque controvertida, pone de manifiesto la creciente importancia de los datos en la cuarta revolución industrial. Sin embargo, no todos los datos económicos tienen el mismo grado de validez para la toma de decisiones. Por ejemplo, indicadores económicos tradicionales como PIB o inflación pueden proporcionar señales ambiguas que lleven a decisiones equivocadas. Los economistas, para interpretar la realidad socioeconómica que nos rodea, distinguimos entre indicadores "retrasados" (lagging indicators) e indicadores adelantados (en inglés leading indicators), como muestra la figura 1. Los primeros muestran el resultado de un proceso, por ejemplo, cuanto se ha producido en un trimestre (PIB trimestral), mientras que los segundos buscan los determinantes de ese resultado. Por ejemplo, las viviendas iniciadas o las matriculaciones de coches pueden determinar crecimiento económico futuro, y, por tanto, "adelantan" la posible evolución del PIB.
El PIB y la inflación son dos buenos ejemplos de lagging indicators: se trata de indicadores que llegan con retraso, es decir, en el momento de la publicación del dato estamos viendo reflejada una información que ha sucedido en el pasado (por ejemplo, en el caso del PIB trimestral, la producción de bienes y servicios en el último trimestre). Además, otras dificultades asociadas con los indicadores tradicionales como la dificultad en la recogida de datos, los efectos distorsionadores de las distintas políticas económicas y sus retardos o time lags añaden confusión en su interpretación, proporcionando señales que pueden ser erráticas. Estos datos afectan la toma de decisiones empresariales (¿abrimos una nueva tienda?), políticas (¿aplicamos medidas de política económica expansiva?), o incluso individuales (¿está mi empleo en riesgo?, y por tanto, ¿será un buen momento para cambiar de coche?). Sin embargo, si el dato llega tarde, probablemente estemos tomando una decisión en condiciones lejos de ser óptimas, o de forma semi-ciega, ya que el indicador que utilizamos refleja lo que ocurrió en el pasado, pero no lo que ocurre hoy.
Por este motivo se hace necesario disponer de una batería de indicadores que nos permitan prever la evolución de la economía, que miren hacia adelante, y no hacia atrás, como ocurre con los lagging indicators. Los mercados financieros son un buen ejemplo de funcionamiento en base a indicadores adelantados: los inversores compran acciones de Inditex, L'Oreal o Microsoft en base a las expectativas de crecimiento futuro de esas compañías. Continuamente buscan indicadores adelantados para estimar las tendencias en la venta de ropa, cosméticos u ordenadores personales. Como dijo Keynes, la bolsa es un concurso de belleza en el que no gana la más guapa sino la que más votos tiene, es decir, las compañías que más subirán serán aquellas en las que la mayoría de los inversores tengan expectativas al alza con respecto a su evolución futura.
Datos a tiempo real, como los proporcionados por 360 Smart Vision, proporcionan dichos indicadores adelantados. Por ejemplo, el índice de confianza del consumidor, las matriculaciones o los gastos con tarjeta, todos ellos en Smart Vision Consumo. En la misma categoría del Smart Vision encontramos otros leading indicators como el sentimiento actual y las preocupaciones de los consumidores con la salud o con respecto a sus finanzas personales. También constituyen indicadores adelantados los disponibles en Smart Vision categoría movilidad, que comparan el tránsito actual frente a los niveles diarios medios de enero 2020. Por ejemplo, a 14 de abril de 2021, el tránsito en espacios comerciales es un 5% inferior a los niveles pre-pandemia, un 29% inferior en zonas de ocio o un 22% inferior en transporte público (Figura 2). Estos datos de movilidad, muchos de ellos proporcionados por Google, son tremendamente valiosos en el contexto actual para determinar el efecto de los confinamientos en los movimientos de la población, desglosados por regiones. De esta manera tenemos el pulso de la actividad económica en tiempo real.
En la misma sección del Smart Vision encontramos otros indicadores muy válidos a la hora de estimar la dinámica y velocidad de recuperación, como son las encuestas a individuos sobre sus planes de viaje. Por ejemplo, un 9% de los españoles planea tomar un vuelo doméstico en los próximos 3 meses, frente a un 18% de los italianos, 16% de los franceses u 11% de la población alemana. Los datos son ligeramente más favorables para la propensión a viajar en tren o alojarse en un hotel en los próximos tres meses (16% y 18% de los españoles, respectivamente). Estos datos muestran las expectativas de gasto del consumidor, y, por tanto, suponen un ingrediente importante para pronosticar la evolución de la economía en el futuro inmediato.
En conclusión, los datos, al igual que el petróleo en la anterior revolución industrial, tienen un valor extraordinario, y más si son adelantados como los recogidos en Smart Vision. Estos indicadores adelantados son fundamentales para la toma de decisiones y también a la hora de realizar estimaciones más precisas, con importantes implicaciones políticas, empresariales y personales.