Nomadland o el declive de la clase media americana
La realidad económica americana ha cambiado enormemente en los últimos 40 años. Los trabajadores con cualificaciones intermedias y bajas han visto desparecer sus empleos indefinidos y luchan por encadenar trabajos, a lo largo de los días, de las semanas y de los años.
Nomadland ha ganado el óscar a la mejor película en 2021. En general, las críticas en España no han sido malas, pero tampoco se habla de ella como de una obra maestra sin contestación. Mi impresión cinematográfica es la de una buena película. Algo lenta y, como sucede en Seinfeld, sin que termine de pasar nunca nada. Esto no quita para que lo que cuenta sea de un enorme interés, al menos para quienes hemos tenido contacto con la realidad de Estados Unidos recientemente.
La protagonista de la película es Fern, una mujer que, tras una vida vinculada a una gran compañía (Empire), enviuda y asiste a la quiebra de la empresa a la que ha dedicado toda su vida. Ese doble golpe la empuja a una vida de nomadismo personal y profesional. Mis sesgos cognitivos me llevan a reconocer en Fern a muchos amigos y conocidos de Nueva Orleans o Detroit.
La realidad económica americana ha cambiado enormemente en los últimos 40 años. Los trabajadores con cualificaciones intermedias y bajas han visto desparecer sus empleos indefinidos y luchan por encadenar trabajos, a lo largo de los días, de las semanas y de los años. No es raro charlar con un desconocido de paso en una ciudad que poco después abandona por otra en la que encuentra algún empleo temporal, normalmente estacional y de baja remuneración. El sueño americano es ahora inestable económica, familiar y geográficamente. Véase “The American Factory” en Netflix.
La película exagera ese rasgo de la sociedad americana mostrando una comunidad itinerante que vive en caravanas. Ese fenómeno, hasta donde yo sé, no es tan común como el de los trabajadores que viven a caballo entre tres o cuatro ciudades y que se vinculan a agrupaciones locales en iglesias, bares o cafeterías para compartir retos económicos, sociales y familiares.
La conexión con el núcleo primigenio de padres, hermanos y amigos en el que la protagonista nació se utiliza para mostrar otro de los dilemas a los que se enfrentan los “left-behind”: la desigualdad y la condescendencia. Las elecciones que tomamos cada día determinan nuestra realidad profesional y personal futura, aún si no somos conscientes de ello. Quizá la hermana de Fern eligió mejor, quizá fuera una estudiante más completa. O quizá solo tuvo más suerte. La realidad es que una y otra viven en países distintos; los Estados Unidos sedentarios y los Estados Unidos nómadas. Supongo que, a veces, la ayuda familiar no es fácil de aceptar. O que simplemente no existe.
La crisis americana contemporánea recuerda a otras vividas en el pasado. Como en la de los años 70, el país enfrenta una enorme incertidumbre moral y una cierta pérdida de referentes. La mala noticia es que los retos a los que se enfrenta parecen más estructurales que coyunturales. La buena noticia es que, como cantaba Paul Simon, y como hace Fern a lo largo de toda la película, siempre se puede contar con el esfuerzo de la clase trabajadora americana: “tomorrow is gonna be another working day day and I’m trying to get some rest. That’s all I’m trying, to get some rest”.